CINDOR VS. SUBMARINO

Mi nombre es de mi propiedad, en realidad de mis padres porque cuando nací ellos lo registraron, así que no quiero parecer egoísta pero no se lo presto a nadie, salvo para que lo pronuncien.

Unos pocos me llaman Cindy que es la forma diminutiva de Cindor aunque muchos me dicen chocolatada, debe ser por lo negra que soy. 

Fuera de este detalle, prefiero que me digan Cindy porque en realidad a mí me gusta el Nesquik y a mi mamá el submarino del café Tortoni... mmmm..., quizás porque le trae recuerdos lujoriosamente engordantes de esa época, no se muy bien la verdad.  
Igualmente, menos mal que desistieron de ese nombre sino hubiera tenido que aprender buceo.

Ahora yo no se por qué mi papá le  tiene, aún hoy, un especial resentimiento a ese tal Tortoni, ¿será que el submarino de mi viejo no era tan grande y espeso?.  Imaginen ustedes, en esa época no existía el ADN y al pobre se ve que lo torturó la duda si yo tenía más que ver con  Tortoni que con él, porque de chica venía generalmente  acompañada de churros.  Según cuenta mi abuela paterna que no queria demasiado a su nuera, él nunca dejo de manifestar que sentía que había sido engañado en la virilidad del cacao de su materia prima.

Cambiando de tema y sin ser  soberbia, lo cierto es que me conoce todo el mundo, porque soy una dulce total, siempre dispuesta a ser sacada de paseo en la mano, bolsa o changuito.  No obstante,  debo confesar que hay momentos en que me siento vacía, descartable, me  molesta que impunemente puedan deshacerse de mí como si ya no valiera nada.

Ni les cuento, el dolor que experimento cuando los chicos me aplastan con el pie esperando que suene como si eso fuera la octava maravilla del mundo o cuando me reciclan y termino siendo una lámpara de pie.

Deberían levantar el programa de T.V. por cable Bricolage ¿no se dan cuenta que generan intenciones asesinas en los televidentes?

Yo digo ¿no pueden guardarme así como soy y recordarme por el litro o cuarto litro de dulzura que les di en mi vida?.....     

Lo cierto es que más allá de mis inciertos orígenes, mi popularidad me la gané solita, la elegancia del diseño que siempre luzco le da a las heladeras un toque de distinción que de otra manera no lo tendrían y mucho más este año que el marrón chocolate esta de últisima moda. 

 " Estoy hecha un demonio y de eso la culpa de sos vos" que me consumís sin importarte lo costosa que soy.  Igual ahora salió una promo y vengo con un cuarto litro más gratis, aspecto que  me hace más grande aún.

En el aquí y ahora, como dice mi psicóloga, tengo una vida muy agitada porque sino el chocolate queda en el fondo, siempre voy de mano en mano y de boca en boca e inevitablemente me hice adicta a las pajitas y sorbetes y... ¡Cómo me gustan!. No me quejo, es lo que me tocó y acepto mi destino con frescura y tiempo para sostener mi hidalguía, conservarme a 5°grados en heladera por no más de diez días es mi lema de vida.

Y bueno mala leche larga vida si esto que he dicho ha molestado la suscepetibilidad de mis pares, lo siento... y si creen que no merezco todas las adulaciones es porque aún no me conocen, porque aún no me han probado y básicamente porque no me tomaron caliente con vainillas.

Raque