Yo quisiera saber quien nos vendió el cuento que el embarazo es el mejor estado de la mujer. Seguramente un varón que lo mira desde afuera, así es fácil.
La verdad es que todo fenómeno, todo bárbaro, uno más para el gasto mensual...hasta que empezas a vomitar, la acidez te mata, te pones del tamaño de un globo aerostático, te sentas como podes o sea abierta de gambas y en esa misma postura dormís. No de lo que estas pensando....ni hablar...
Es el momento en que caes en la cuenta que hasta el cadete del delivery te mira con más ganas que tu marido. Es que no hay baby doll, tipo carpa claro está, que bordeando los nueve meses le levante el ego a nadie y menos a él, que no sabe muy bien que papel juega, si de titular o suplente?
Por más intento que haga el pobre infeliz por querer demostrarte que seguís siendo una diosa, en todas las posiciones posibles hay alguien que no fue invitado y que la pasa bomba viendo el espectáculo entre bambalinas, desde la previa hasta el final.
Y si a esto se le suma el temor de perder el sobrante que lo distingue como varón o que le den la mano a su pajarito desde una garganta profunda, entonces estimada embarazada al hombre se le termina toda las fantasías acumuladas en estos meses de parabólicas, porque entre Freud, la castración y Lorena Bobbit recuerda que soldado que huye sirve para otra guerra.
Es por eso que deja la luz prendida, no vaya a ser que si la apaga se prenda el gildelmonte.
Igualmente mis queridos no se preocupen porque como todo tiempo futuro es posterior, en algún momento acaban...estas situaciones, el problema es que estas pequeñas hipotecas a perpetuidad nacen y ahí la cosa...¡¡¡¡¡EMPEORA!!!!!.(continuará)
Raque
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